jueves, 18 de abril de 2013

Violencia cristiana

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A los 13 años, en momentos distintos de la historia, cuatro niños (Joseph, John, Marie y Andrew) profesaban una profunda fe religiosa. Dos emprendieron el camino para ordenarse sacerdotes. El primero, el alemán Joseph Ratzinger, logró su propósito y un día se convirtió en papa. El segundo, Andrew Madden, nacido en Irlanda, empezó sus estudios, pero no tuvo tanta suerte. Fue violado durante tres años por el mismo sacerdote que había inspirado su vocación religiosa. Tiempo después conocería a Marie Collins y a John Kelly, otras dos de las 35.000 víctimas irlandesas que durante 70 años sufrieron abusos sexuales y tortura por parte de curas católicos.
Durante el pontificado de Benedicto XVI, Irlanda, alumna aventajada del catolicismo, se ha rebelado contra el Vaticano. Las víctimas de la violencia sexual de la Iglesia irlandesa han recibido la renuncia del Papa con “frustración, rabia e indiferencia”. Sus obispos creen que Ratzinger ha tratado a Irlanda con “una sensibilidad especial” y que ha hecho más que nadie por condenar la pederastia en el clero. Pero los grupos de víctimas de abusos, como One in Four o la plataforma SOCA (siglas en inglés de Supervivientes de abusos a menores), dicen que Ratzinger “prometió más de lo que ha dado”.
Los abusos han dejado la conciencia religiosa mermada en un país donde el 86% dice ser católico. Hasta 1985 en Irlanda solo era posible comprar un preservativo en una farmacia si se tenía receta. En 1992, los irlandeses votaron no en un referéndum para autorizar el aborto en casos de violación o incesto, y hasta 1995 no se legalizó el divorcio.
Ahora la asistencia a las misas en Dublín no llega al 10% de la población de la capital, y si hace dos décadas había 200 aspirantes anuales al sacerdocio, el año pasado solo se presentaron dos seminaristas. “Al Vaticano ya no le importa nuestra Iglesia. Si algo ha enseñado Ratzinger a Irlanda es a no esperar nada de su Iglesia y a que podemos romper con ella. Aún soy católica, pero mi fe ya solo depende de mí. Cada día se hace más patente la irrelevancia de esta Iglesia”, concluye Collins.

Un saludo, espero que os guste


Amalia y Ana

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