A los 13 años, en momentos distintos
de la historia, cuatro niños (Joseph, John, Marie y Andrew)
profesaban una profunda fe religiosa. Dos emprendieron el camino para
ordenarse sacerdotes. El primero, el alemán Joseph
Ratzinger, logró su propósito y un día se convirtió en papa.
El segundo, Andrew Madden, nacido en Irlanda, empezó sus estudios,
pero no tuvo tanta suerte. Fue violado durante tres años por el
mismo sacerdote que había inspirado su vocación religiosa. Tiempo
después conocería a Marie Collins y a John Kelly, otras dos de las
35.000 víctimas irlandesas que durante 70 años sufrieron abusos
sexuales y tortura por parte de curas católicos.
Durante el pontificado de Benedicto
XVI, Irlanda, alumna aventajada del catolicismo, se ha rebelado
contra el Vaticano. Las víctimas de la violencia sexual de la
Iglesia irlandesa han recibido la
renuncia del Papa con “frustración, rabia e indiferencia”.
Sus obispos creen
que Ratzinger ha tratado a Irlanda con “una sensibilidad especial”
y que ha hecho más que nadie por condenar la pederastia en el clero.
Pero los grupos de víctimas de abusos, como One
in Four o la plataforma SOCA (siglas en inglés de Supervivientes
de abusos a menores), dicen que Ratzinger “prometió más de lo que
ha dado”.
Los abusos han
dejado la conciencia religiosa mermada en un país donde el 86%
dice ser católico. Hasta 1985 en Irlanda solo era posible comprar un
preservativo en una farmacia si se tenía receta. En 1992, los
irlandeses votaron no en un referéndum para autorizar el
aborto en casos de violación o incesto, y hasta 1995 no se legalizó
el divorcio.Ahora la asistencia a las misas en Dublín no llega al 10% de la población de la capital, y si hace dos décadas había 200 aspirantes anuales al sacerdocio, el año pasado solo se presentaron dos seminaristas. “Al Vaticano ya no le importa nuestra Iglesia. Si algo ha enseñado Ratzinger a Irlanda es a no esperar nada de su Iglesia y a que podemos romper con ella. Aún soy católica, pero mi fe ya solo depende de mí. Cada día se hace más patente la irrelevancia de esta Iglesia”, concluye Collins.
Un saludo, espero que os guste
Amalia y Ana
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