Hoy vamos a hablar sobre los problemas escolares en España algo fuera de lo normal en nuestro blog.
Es un caso de una niña de 15 años de edad llamada Verónica en Madrid.
Verónica, espera ante la
puerta de su colegio con un cigarro en la mano. Viste uniforme
escolar -falda, calcetines por la rodilla y una larga hilera de
pulseras, su toque personal-, tiene la tez blanca, ojos rasgados y el
desparpajo suficiente para quedar con una periodista desconocida que
quiere hablar sobre porros. Del centro, un concertado religioso de
una zona de clase media-alta de Madrid.
De gesto dulce y buenos modales,
Verónica es hija de dos profesionales cualificados que se preocupan
por su educación. Cuando su madre se enteró de que había empezado
a fumar cigarrillos (el inconfundible tufo del humo en la ropa) tuvo
con ella una larga conversación sobre las consecuencias del tabaco y
le mostró fotos de pulmones machacados por años de consumo. "Pensé
que me iban a matar pero no fue para tanto".
"En España aceptamos sin mucha
alarma el que seamos el país con más fracaso escolar y con más
consumo de cannabis por parte de los adolescentes, pero si
ligas ambas cosas es muy preocupante", dice Miquel Casas, jefe
del Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
"Todas las drogas afectan al rendimiento intelectual en un
sentido u otro. Concretamente el cannabis produce trastornos
en los procesos básicos en los que se apuntala el pensamiento: la
atención, la concentración y la abstracción, los tres pilares
necesarios para pensar y mucho más para estudiar. Afecta a estas
funciones y por tanto afecta al rendimiento escolar, especialmente en
edades en las que el cerebro aún no es maduro. Se ha estudiado a
individuos con bajo rendimiento que toman cannabis, alcohol,
etcétera, pero no lo contrario [el efecto en el rendimiento de quien
toma estas sustancias]
Amalia y Ana
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