El suicidio de una adolescente ecuatoriana de 16 años, Mónica J., fallecida el pasado martes tras casi cinco días en la UCI, ha revuelto el ambiente de Ciudad Real. La familia de la chica asegura que sufría vejaciones en el centro Maestro Juan de Ávila y en el autobús escolar que la trasladaba desde su pueblo, Torralba de Calatrava. En el autobús, no le querían dejar un asiento y, cuando había alguno disponible, venía una chica y ponía su mochila para que mi hija fuera de pie”, ha asegurado el padre de Mónica, Juan Jaramillo.
Algunos se metían con ella porque no era muy sociable y porque era de otro país. Le decían mona, y no por guapa.
El jueves, en el patio, los alumnos guardaban un minuto de silencio por Mónica. La familia Jaramillo había abandonado al menos por unos días el pueblo donde se instaló hace cuatro años. Allí, el padre trabajaba sobre todo en el campo y la madre cuidaba a dos personas mayores. Una pareja de inmigrantes humildes que criaba a sus cinco hijos. Ahora solo tienen cuatro.
